Perteneciente a la familia de las leguminosas, su nombre deriva del término árabe ‘tamar’, que significa ‘dátil seco’.
Es sabido que el tamarindo es un fruto originario de África, sin embargo, tiene desde tiempos remotos un importante uso en la gastronomía mexicana.
El fruto del tamarindo posee una vaina rígida, donde se encuentra su pulpa rodeada de unos hilos que deberán retirarse. El tamarindo tiene huesos en su interior similares a los de una aceituna o cereza.
La vaina suele medir entre 12 y 15 centímetros, es de color marrón. Su sabor agridulce que es lo que más lo caracteriza, depende de que tan maduro o crudo esté, pues entre más maduro esté su sabor es más dulce, por el contrario, entre más verde sea, su sabor es más ácido, de ahí la versatilidad del tamarindo.
Consumir habitualmente el fruto de tamarindo, aporta muchos beneficios a la salud. Es una gran fuente de vitamina C, vitamina A y vitamina B3, además de tener un alto contenido en fibra, estupendo para mejorar el tránsito intestinal.
La pulpa del tamarindo es un alimento que nos aporta energía, gracias a los azucares que contiene.
Otro de los elementos que destacan en el tamarindo es el ácido acético, que controla algunas infecciones por hongos, así como minerales como magnesio, fósforo y calcio, elementos que nos ayudan a tener unos huesos y músculos sanos y fuertes
También se utiliza para combatir la deshidratación, tanto para mantener el cuerpo fresco como para aliviar los síntomas de la resaca.
La pulpa de tamarindo es rica en tiamina, vitamina crucial para el buen funcionamiento de los nervios, los músculos y el sistema digestivo.
La pulpa, las hojas y flores de tamarindo han probado ser muy efectivas para combatir inflamaciones y dolores de las articulaciones. El alivio en estos casos es instantáneo.
Por otra parte, es una fuente de potasio, mineral necesario para la salud cardíaca y del tejido muscular; así como de hierro, que facilita el transporte de oxígeno en la sangre para todo el cuerpo.
Algunos estudios sugieren que las dietas ricas en tamarindo favorecen la regulación del colesterol en sangre, así como de los niveles de presión arterial.
El jugo de tamarindo es un buen remedio para curar la conjuntivitis. Además, con las semillas de este fruto se preparan gotas que alivian la resequedad de los ojos.
Se dice que la pulpa de tamarindo es excelente remedio para bajar la fiebre. A través de una infusión con la pulpa, se combaten estados febriles, y el virus causante…